Pero, ¿quién nos ha dicho que éramos huérfanos?

Publicado en por Danièle Valès

Pero, ¿quién nos ha dicho que éramos huérfanos? ¿Quién nos ha dicho que estábamos solos en el mundo para gestionar el enorme desastre de la crisis ecológica? ¿Quién nos ha dicho que el Creador había abandonado su creación? ¿Que el Resucitado se había ido a un cielo lejano del que volvería algún día? ¿Qué Pentecostés era cosa del pasado y que el Espíritu Santo había dejado de hablar, de esperar, de suscitar?

Al final de este mes de septiembre, dedicado a la oración por el Cuidado de la Creación, este clamor me habita. Pero no ha sido provocado por las terribles tragedias recientes en Marruecos y Libia, ni por la multiplicación de abrumadores incendios forestales que asolan el planeta, ni por las olas de calor que nos han aplastado, ni por esta sequía que abrasa los campos y seca los ríos. A partir de ahora, el espectáculo del caos climático ya no está sólo en nuestras pantallas de televisión, está en nuestras vidas cotidianas.

Este clamor me vino este verano cuando me encontré a una mujer joven que salía lentamente de un burn-out, (estrés laboral). La había conocido de niña, pero ahora tenía ante mí una mujer, esposa, madre, profesora especializada en cuestiones geo climáticas. En esta batalla ecológica en la que luchaba desde hacía muchos años, el peso de la angustia del mañana la había literalmente carcomido sus energías e invadido todo su espacio interior.

Una nueva palabra ha salido a la luz para describir esta realidad: la ecoansiedad, “ese miedo crónico al desastre medioambiental”. Es una ansiedad a veces paralizante, que afecta sobre todo a las generaciones más jóvenes y que puede llegar a deteriorar su salud y su psiquismo. “La sensación de que nuestro entorno vital, la Tierra, es un lugar estable, se ha quebrantado esta impresión de permanencia, de certeza, de que nuestro entorno es perenne, ya no es tan sólida” “La incertidumbre climática y meteorológica se ha instalado y nos afecta. Nuestro bienestar psicológico se ve afectado por nuestra creciente conciencia de que es nuestra propia existencia la que se ve afectada, perturbada y amenazada. Nuestra ecoansiedad tiene sus raíces en esa constatación”. APRENDER A VIVIR CON LA ECOANSIEDAD por la Dra. Karine St-Jean

Me llegó una invitación: “Intenta sustituir la palabra Naturaleza por Creación. Observa si esto cambia algo”. Ella lo hizo enseguida y, asombrada, me dijo: “Sí algo cambia”. Entonces me vino esta exclamación: “Estás viviendo como si fueras huérfana, tú no lo eres, el destino de nuestro planeta no está solamente en nuestras manos, la Creación está más que nunca habitada por su Creador. Él no la ha desertado para esperarnos al final de nuestras hazañas o de nuestros desatinos”. Me di cuenta como esta experiencia ayudaba a su angustiosa soledad.

Pero yo estaba atenazada por una pena inmensa. Un silencio estremecedor resonaba en mis oídos. El silencio de no oír dónde está Dios, ahora mismo, en estas horas dramáticas que estamos viviendo. Huérfanos sin padre, perdemos a nuestros hermanos. Es verdad que nos sentimos en peligro, que tenemos miedo, pero al mismo tiempo es fácil olvidar la enorme tragedia de las migraciones que están sacudiendo nuestros paisajes sociales, olvidamos que el Mediterráneo se está convirtiendo en un inmenso cementerio con sus múltiples caminos de muerte que están tomando las personas en busca de un mínimo vital para vivir. Despiertos por fin a la urgencia de la crisis climática, perdemos de vista tantas otras tragedias, sin darnos cuenta de que son una única y misma realidad. Hace unos años, Maître Gims cantaba estas palabras, que siguen siendo de actualidad:

Lo peor no es la maldad de los hombres
Sino el silencio de los demás que fingen dudar
Y cuando los niños me preguntan: “¿Por qué está salado el mar?”
Me veo obligado a responder que los peces han llorado demasiado
Pero dime que hemos hecho
Pero dime que hemos hecho

En un libro que leí hace poco, cuyo autor no cito, pero por el que siento un gran respeto y admiración, encontré las siguientes palabras, que me provocaron un poderoso “¡no!”: “También Dios permite que la creación exista, un tiempo fuera de sí mismo...”.

En el tesoro de nuestro legado de la Palabra, tenemos otra melodía, otro canto para nuestra humanidad del siglo XXI. Para honrar este tiempo de oración con y por la creación, os ofrecemos un bello texto de Florin, tomado de un comentario al “El Medio divino” de Pierre Teilhard de Chardin, que dio en 1992. Estas palabras, proclamadas hace más de treinta años, se revelan de una candente actualidad y llevan consigo torrentes de consuelo y de límpida esperanza: “La vida mística es un fenómeno de ver a Dios que crea, a Cristo que salva, al Espíritu Santo que asiste, en uno mismo, en los demás, en todas las criaturas. No hay ser que no pueda hablarnos de Dios, que no pueda dárnoslo por contagio. Él no se funde con ninguna criatura, sino que las habita, las enciende con Su propia energía y nos la comunica...” [Leer más...]

Se habla mucho de “conversión ecológica”, y es la grandeza de nuestro Papa Francisco que se haya atrevido a hablar de ello, que se haya atrevido a calificar de pecados y crímenes los ataques violentos hacia todos los seres vivos, desde el ser humano hasta la más pequeña de las criaturas. La encíclica “LAUDATO SI” merece ser leída y releída a la luz de los acontecimientos actuales. Esta encíclica lleva el nombre del cántico de San Francisco de Asís. No nos equivoquemos, este texto no fue escrito con los pies en el arroyo, en medio de un verde prado… Francisco lo escribió en medio de la noche más oscura, la noche de sus ojos quemados y de su alma desgarrada, asolada por aquello en lo que se estaba convirtiendo su obra, en el silencio de San Damián y la discreta presencia de Clara y de sus hermanas. Que la gratitud, la alabanza y la admiración nos guíen en la travesía de los tiempos que nos toca vivir.


Danièle VALÈS

Traducción del francés al español:  Beatriz Simó y Pilar Sauquet

 

 

Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación

Hoy ha sido el día de Oración por el Cuidado de la Creación y todo el mes de septiembre estará dedicado a esta Creación que los hombres tienen la desgracia de maltratar, ya que son, entre otros, los privilegiados-super-poseedores del planeta que creen que “pueden hacer llover y hacer salir el sol”... Unos privilegiados que están completamente desconectados de su fuente más profunda, la fuente que es la sede de la autoridad suprema que “hace que las criaturas se hagan”... [Leer más...]