Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación

Publicado en por Jean-Luc Koeppel

Hoy ha sido el día de Oración por el Cuidado de la Creación y todo el mes de septiembre estará dedicado a esta Creación que los hombres tienen la desgracia de maltratar, ya que son, entre otros, los privilegiados-super-poseedores del planeta que creen que “pueden hacer llover y hacer salir el sol”... Unos privilegiados que están completamente desconectados de su fuente más profunda, la fuente que es la sede de la autoridad suprema que “hace que las criaturas se hagan”...

Leí este relato de Clarissa Pinkola Estés, psicoanalista que está al origen de la creación del concepto de mujer salvaje, uno de los arquetipos femeninos. Ella cuenta que, entre los aborígenes de Australia, cuando el arroz no crece bien, las mujeres le cuentan la historia de su origen... Entonces el arroz vuelve a saber por qué está ahí y empieza a creer de nuevo. Y ellas también vuelven a creer en sí mismas... Sus intuiciones y conocimientos están llenos de sentido común.

Experimentos científicos han demostrado la “fuerza de la palabra” y de la intención sobre la dinamización o el deterioro de los seres vivos. Lo que las mujeres sabias aborígenes ofrecen al arroz, se lo dan a sí mismas. La naturaleza tiene más de un as en la manga... estos son los trucos y astucias que circulan en las profundidades de la naturaleza y que nosotros, como seres liofilizados, pasteurizados y civilizados, hemos perdido completamente de vista, insensibilizados, desde lo alto de nuestras Torres de Babel...

Esto me remite de nuevo a la Fuerza de las fuerzas: la de la Palabra, que no cesa de transmitir lo que el Creador-Creando hace en permanencia...: “La importancia de una palabra se mide por el espacio duradero que ocupa en cada uno de nosotros, por lo que mueve en nuestro interior, por el terreno íntimo que remueve y fertiliza” (H. Gougaud)

El permiso de circulación del tractor más viejo de nuestra flota de vehículos estaba registrado a nombre del “Sr. Florin CALLERAND, agricultor”. Para un agricultor, nuestro Florin es un agricultor que fertiliza nuestra tierra íntima...

El reto es que esta fertilización arraigue en nuestro interior para que luego pueda arraigar en el cuerpo comunitario que formamos y mucho más allá... La Palabra es un bálsamo que penetra y toca toda vida que la escucha. Nos permite profundizar sobre nuestra parte de responsabilidad en lo que se transmite a través del cuerpo de nuestras palabras. Por eso me gusta cuando Florin nos dice:

“Apreciar lo bueno, saborear lo bueno: es más difícil que apretarse el cinturón”. También la actitud de Juan el Bautista que come langostas es más fácil que la actitud de Jesús que acude a todos los banquetes a los que es invitado.
Fue Jesús, de hecho, quien distribuía gratuita y abundantemente el alimento que provenía de su tierra íntima, enteramente referenciada en su Padre, el Creador-creando... para enseñarnos a vivir los banquetes como las comidas de saltamontes...
Es encantador vivir en el Espíritu Santo cuando se le presta atención de la mañana a la noche con respeto”.

Jean-Luc Koeppel


Traducción del francés al español:  Beatriz Simó y Pilar Sauquet

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