Jesús nació en una cueva...

Publicado en por P. Olivier Sournia

Queridos amigos y amigas,

Esta noche celebramos el nacimiento de Jesús: el nacimiento de Dios en la carne y en la historia humana, en cada una de nuestras historias... Aunque no se menciona en el Evangelio, la tradición cuenta que Jesús nació en una cueva. Durante nuestros retiros en Tierra Santa, podemos visitarla en Belén, tocar la roca sobre la que se dice que María depositó al niño divino, y cantar, incluso en pleno verano, la canción de una medianoche nevada: “Los ángeles en nuestras campiñas…” (Villancico popular francés). Una cueva en Palestina, como aquella en la que el cuerpo de Jesús fue depositado casi 35 años después, para resucitar tan discretamente como el día de su nacimiento... Cueva de Navidad, cueva de Pascua: la cueva de nuestros corazones donde Jesús nace a cada instante.

Lejos de los espectáculos y las iluminaciones abrumadoras, de las estruendosas y repetitivas celebraciones navideñas, ésta delicada y secreta venida de Jesús supone un verdadero contraste. También contrasta con el clima de transparencia deslumbrante y totalitaria que parece imponerse en nuestra sociedad. Todo debe ser puesto bajo la luz de los proyectores, conocido, visto, divulgado, ya juzgado por la opinión... Me viene aquí a la memoria la obra de J.R.R. Tolkien, “El Señor de los Anillos”, en la que el mal, el señor Sauron, está representado por un ojo siempre abierto, que domina un mundo bajo el control total de su mirada intrusa. Desgraciadamente, en algunas épocas más o menos recientes se ha presentado a Dios de esta manera: un ojo siempre abierto en el corazón de un triángulo, imagen de un “te veo siempre” implícito y dictatorial. Uno puede imaginarse el terror y la parálisis que esto ha podido provocar en el corazón de muchos niños...

Pero Dios no es así. Me conmueve profundamente el texto de Florin que hoy os proponemos. Nos habla magníficamente de esta presencia interior, infinitamente delicada de Dios, que jamás viola ni rasga el espacio de nuestra intimidad, sino que pide nacer en nosotros para una comunión de eterna reciprocidad: “En toda persona humana hay un punto íntimo donde nadie puede entrar, ni siquiera el esposo puede entrar en el secreto de su esposa... El misterio de Dios es una interioridad mutua. Entonces, ¿en qué consiste la pequeña cueva? Se trata de esa cueva, esa celda interior en la que Dios os habla de corazón en corazón, La realidad de Cristo en nosotros es la intimidad profunda”. El acontecimiento de Navidad llega entonces como la buena nueva del amor que llama a la puerta de nuestro corazón, como un mendigo. Nació en una cueva, porque “no había sitio para ellos en la sala común”... La cueva es, pues, SU lugar.

Antes de dejaros con Florin, permitidme que comparta con vosotros lo que me habita en este momento: cuando evoco el misterio de las cuevas, pienso con dolor en esos sótanos ucranianos en los que aún se refugian muchas madres con sus hijos, parientes, amigos y vecinos... Sótanos como refugios: cuevas oscuras, cuevas de angustia, que unas cuantas velas y sonrisas de inocente infancia consiguen iluminar y calentar. María y José también experimentaron la angustia por la vida del niño que se les había confiado. Tuvieron que huir y esconderse, lejos de la violencia asesina del déspota de entonces, Herodes... ¿No están hoy con Jesús, intensamente presentes en estos sótanos helados? Que también nosotros permanezcamos con este pueblo, llevándolo y uniéndonos a él en los corredores invisibles de la oración y de la ternura.

A cada uno de vosotros y a todos vuestros allegados, la Comunidad y yo mismo os deseamos una Navidad llena de ternura y de luz ...

 

P. Olivier Sournia


Traducción del francés al español:  Beatriz Simó y Pilar Sauquet


 

La teología de las cuevas o grutas

¿Quién es la Virgen María? Es una mujer que vivió en Nazaret, una pequeña localidad cuyo nombre ni siquiera se menciona en el Antiguo Testamento. En el Nuevo Testamento, el rabino Natanael se burla de Nazaret diciendo: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” El pueblo de Nazaret era un pueblo de trogloditas. [Leer Más...]


 

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