Palabras entre dos nubarrones

Publicado en por Danièle Valès

Ya llegó el verano y con él las vacaciones de los niños, el final del toque de queda y de las medidas sanitarias; los retiros se reanudan en nuestras casas. Sin embargo, seguimos vigilantes, como en esos días de chubascos que estamos viviendo desde hace semanas: un pedazo de cielo azul en el que el sol brilla un rato por encima de nosotros, pero nuestros ojos inquietos van de los nubarrones de la tormenta que se alejan, a los que ya se forman en el horizonte cargados de amenazas y que empezamos a conocer bien. Como todo el mundo, nos movemos entre la necesidad de aprovechar al máximo de este espacio de nueva libertad y el cansancio de esta interminable crisis sanitaria, nos vemos zarandeados a merced de las informaciones más contradictorias y asistimos impotentes al desfile de irresponsabilidades de todo tipo en nuestras pantallas.

Pero la Palabra vuelve a resonar en nuestros jardines y dentro de nuestros muros. Ha madurado durante estos largos meses de silencio y los corazones que la escuchan se han hecho más hondos con la espera. Nos unimos hoy a vosotros con profunda alegría. Gracias por esta hambre, esta sed que os impulsan a venir hacia nosotros.

Palabras entre dos nubarronesPalabras entre dos nubarrones
Palabras entre dos nubarrones

Vuestras respuestas a la carta de Olivier nos conmueven profundamente. Hablaremos de ello con más detalle en la “Carta a los amigos de La Roche d'Or” de este otoño, pero no podemos esperar para comunicaros la emoción que nos ha sobrecogido ante la abundante y generosa ola de respuestas que seguimos recibiendo.

“Sigue adelante… tengo aquí un pueblo numeroso que me pertenece”, dijo Jesús a Pablo, puesto a prueba en Corinto. A través de vosotros se manifiesta un pueblo con 71 años de historia, un pueblo reunido durante años de predicación y de hospitalidad comunitaria, un pueblo sobrecogido por la Visitación de María el 1 de noviembre de 1950. Heredamos del “sí, claro que sí” de Florin en los orígenes, de Françoise, de Roger, esos “síes” que fundaron la gracia mariana y joánica de nuestra comunidad. Heredamos los “síes” de nuestros mayores que parecen querer apresurarse hacia el cielo (Annette, Mithé, Michel y Marcelle desde el verano pasado) y de todos los que, como Olivier y los últimos llegados, siguen en marcha por el camino abierto.

En el cofre de los tesoros de la Palabra, donde nos gusta rebuscar para vosotros alimento para el camino, hemos recogido este comentario del Eclesiástico 42,15-25 realizado por Florin en 1987. Hemos dejado deliberadamente el estilo oral, ya que el entusiasmo poético tan característico de su voz resuena en sus expresiones. Meted estas líneas en vuestra mochila, en la bolsa de la bicicleta, en la maleta o en el cajón del escritorio, poco importa, es para aprender a VER.

 

Danièle Valès

Traducción del francés al español:  Beatriz Simó y Pilar Sauquet

 

Ni el mundo sin Dios, ni Dios sin el mundo (Eclesiástico 42:15-25)

En el capítulo 42 del Eclesiástico (o Sirácida), escucharéis a un sabio de la Biblia, sobrecogido por el Espíritu Santo, que comparte su experiencia. Es un hombre vibrante, un hombre dichoso, porque sus sentidos están tan abiertos a la creación a través de lo que perciben, que se nutren del creador... [Lee mass]